Es como si cuando comienzas a perder el culo por alguien, hicieras un cursillo intensivo sobre esa persona. Que yo sé la cara que pones cuando te sobrepasan las situaciones, cuando necesitas más queso en tus macarrones y cuando traginas con alguna de tus ideas maquiavélicas. Yo sé en que lugares te tengo que pulsar, que sitios están prohibidos y sé porqué tienes esa pequeña cicatriz en el codo y que en el fondo, me quisiste con locura, aunque siempre fueras reservado. Aprendí que te gusta dormir abrazado, pero que no debía meterme con esos pantalones tuyos. Que te gusta desayunar cosas frías y que de pequeño eras un trasto, y que tan solo has construido una fachada de "chico duro" pero que me dejaste penetrar en tu fortaleza para comprender que bajo esa fachada se esconde un pequeño futuro marido que hará el desayuno a su mujer cada mañana y que no se achanta ante cuatro tonterías. Aprendí que levantaste ese muro porque te habían roto ya ese corazoncillo y que hay tatuajes, que no se borran.
Da pena, porque cuando empiezas a perder el culo por alguien aprendes cosas geniales de esa persona, y cuando todo acaba tienes que olvidarlas, porque ya no te sirven, porque esas cosas con las que te hacen daño, porque en el fondo esas pequeñas cosas son las que hicieron a esa persona ser tan grande...
-YO LO HAGO
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