Hola, estoy aquí, sigo siendo la misma chica insegura que esconde su inseguridad tras una cara maquillada con una gran sonrisa y un pequeño halo de superioridad, lo justo para que me vieras lo suficientemente superior como para interesarte por mi, aunque tuvieras esa desquiciante capacidad de desmontar esa armadura y apuntar donde más duele, aunque no siempre terminases por disparar. Hola, estoy aquí a las dos de la madrugada mirando la pulsera que me regalaste, como si en ella estuviera retenido el momento exacto en el que me la diste, y como si al mirarla sintiera que el mundo se me derrite en las putas manos. Hola, estoy aquí escribiendo como una gilipollas porque me estoy enamorando de ti sin frenos y tengo mucho, mucho miedo de darme la ostia, confío en ti, pero no confío en que esto siempre vaya a ser así.
Eres el sustrato y yo la enzima, no hay reacción si tu no estás predispuesto y alcanzamos la velocidad máxima cuando tu das mas de ti mismo.
Eres el único sustrato que encaja con esta enzima.
domingo, 23 de diciembre de 2012
viernes, 7 de diciembre de 2012
Los que quisimos trato ahora pisamos charcos.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, desde que solíamos pasar horas hablando, como si se nos fuera a derretir el mundo en nuestras putas manos si pasáramos un día sin hacerlo. Supongo que la jodimos cuando nos dijimos lo que sentíamos. Supongo que jamás debió pasar lo que paso pero ahora sólo me quedan conversaciones sin fin con un punto bien grande, solo me queda un vacío aquí, en el pecho, que parece que va a acabar conmigo a cada momento, pero no lo hace, y poco a poco me deja seguir adelante, aunque mis ganas lo que de verdad me piden es volver a tras una y otra vez y decirme a mi misma que lo que parecía lo mejor no siempre era lo mejor. Tú solías decir que perderme sería como si te quemaras por dentro y por eso debíamos ser amigos, porque los amigos están siempre, y si das un paso más, ya no eres un amigo pero nosotros andamos más de la cuenta, no pasamos de frenada. No sabemos querernos, deberíamos querernos más pero no sabemos cómo hacerlo. Dejando atrás las metáforas, los símiles, las comparaciones, los epítetos, quiero decir que lo nuestro era nuestro porque no era de nadie más, éramos tú y yo ante él mundo, mano a mano, tú y yo joder, éramos tú y yo, pero ya no nos pertenecemos, ahora pertenecemos a otros. Sigo pensando que cuando quieres a alguien, pero cuando lo quieres de verdad, de verdad, eres sensible, eres frágil porque puedes romperte como si fueras de cristal por una simple palabra y puedes reconstruirte por mucho menos que eso, por una jodida respiración, por una sonrisa, aunque esa sonrisa sea muy muy grande, demasiado. No tendríamos que haber cruzado la línea porque cuando la cruzas no puedes volver a tras sabes? claro que lo sabes socio, lo estamos pasando juntos, hemos saltado al vacilo y cuando nos estampemos contra nuestros fantasmas simplemente nos quedará reconstruirnos con otra voces y otras respiraciones que no son las nuestras y que aunque las lágrimas que se me escapan son dolidas, es porque somos adolescentes, porque estamos echos para follar como conejos y enamorarnos más de la cuenta, mucho más, pero los amores tan grandes conllevan dolores mayores ante las malas decisiones que tomamos la mayoría de las veces.
Empezamos a hablar del color de los baños antes de poner el primer ladrillo de la casa y no nos dimos cuenta de a veces el cemento te ata a cosas de las que no puedes escapar, a veces el cemento te fija a cosas que van a estar siempre ahí, inamovibles, eternas.
Empezamos a hablar del color de los baños antes de poner el primer ladrillo de la casa y no nos dimos cuenta de a veces el cemento te ata a cosas de las que no puedes escapar, a veces el cemento te fija a cosas que van a estar siempre ahí, inamovibles, eternas.
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