Hola X, hacía mucho que no te escribía, sin embargo no puedo decir lo mismo en cuanto a recordarte, porque eso ocurre casi a diario. Sé que ya tendría que haberte olvidado, que he tenido cuatrocientos cuarenta y tres días para intentarlo, que he tenido tíos de sobra para vivir aventuras más inolvidables, pero aquellos destartalados días siguen agarrandose a mi cuerpo, como el paseo de tus manos, y de tus dedos, y de tus labios.
Me aferré a ti como un kamicaze a su morbo hacia lo suicida, me aferré a la idea de echarte de menos porque supongo que era como si te tuviera teniendo aquí entre mis dedos, y mis piernas, y mis sábanas, tenerte en mis recuerdos es la única manera de saber que aquello fue real, por eso el olvidarte son solo palabras, solo palabras que vuelan más rápido que tus recuerdos fuera de mi cabeza. Pensarás que me he vuelto loca, porque soy joven, porque tan solo tengo diecisiete años y hace mucho que corríamos despreocupados. Y no escribo esto porque quiero volver contigo, porque no quiero, porque no saldría bien pero vamos piénsalo, ¿Cuándo sale bien? Has cambiado algo en mi, y supongo que eso es lo importante. Éramos unos crios, pensabamos divertirnos, en pasar el rato juntos, en engañar a nuestros padres y escaparnos a hurtadillas para pasar la noche juntos, pensabamos en comernos con las manos, en correr lejos, pero no pensé en enamorarme, ninguno de los dos buscamos esos y sin embargo a mi me paso, con un sólo trago me emborraché de ti, y ahora te necesito como un fumador a su cigallo, como un drogadicto a esa raya, como una ninfómana a su polvo, como blancanieves el beso del príncipe.
Sé que me he buscado a otros, que tengo otras cosillas por ahí, pero son cosas que no llegan a encenderme como lo hacías tú X.
No sé porqué escribo esto, no voy a sentirme mejor cuando de a publicar, ni te voy a sentir más dentro porque esto pueda leerlo más gente, pero necesito decirlo X, no puedo guardarmelo.
Te quiero y no he dejado de hacerlo, y no paro de pensar en ti.
